Hola bebé!! (Y todas aquellas que nos leen)
Hoy estoy escribiendo esto, tú ya tienes 16 semanas, ya estamos por
acabar el cuarto mes de gestación y todo va saliendo muy bien para alegría de
todos. Hace mucho no escribía sobre esta experiencia, lo quería sí, pero no
lograba, tuve un primer trimestre cargado de muchos sentimientos revueltos,
algunos ni los podía identificar, y súmale también los malestares normales de
mamá embarazada: nauseas, inapetencia, vómitos, cansancio hasta por lavar un
solo plato y no, no estoy exagerando, a mi me pasó y así lo viví. El primer mes:Este primer mes contigo en mi vientre fue maravilloso
y aunque aún no sabía que estabas dentro de mí, pase ese mes celebrando el amor
entre tu papá y yo, enero en particular es un mes donde siento que compartir la
vida al lado de tu padre es un regalo de Dios y además es el mes donde tenemos
en mente todo lo que le pedimos al universo que se cumpla a lo largo del año.
Fue lindo también porque aún para esos días no se sienten síntomas, aún se
puede comer de todo y llevar una vida considerada "normal". Al
finalizar este mes lo único que se me hacía extraño era que me sentía con
nauseas al cepillarme los dientes, ese fue mi primer síntoma, pero yo aún no lo
asociaba con el embarazo. Aunque no sabíamos que ya estabas siempre guardamos
la esperanza que de que, si estuvieras, ya sabes lo mucho que te
deseamos. El segundo y parte del tercer mes:Este mes estuvo cargado de sentimientos de todo tipo,
risas, llantos, rabias, inconformidades, frustración, felicidad, satisfacción y
muchos más sentimientos. Fue en este mes cuando supimos que habías llegado a
este mundo, y cuando nos enteramos se nos hacía difícil creer que fuera verdad
(al menos a mí), el proceso de asimilación es lento, pero es más lento aún el
proceso de hacer consiente que tienes una nueva vida en el vientre, esto hizo
que algunas veces en mí no engranaran las piezas para llevar una vida más
tranquila, yo quería seguir haciendo mi vida normal, como si no pasara nada y
resulta que todo cambia desde la concepción. Por supuesto estaba dichosa y
encantada de estar gestando pero tenía un poco de frustración en mi ser, pero
¿a qué se debía este sentimiento en una etapa considerada tan maravillosa por
muchos?, la respuesta a esto no fue tan fácil de encontrar y la verdad es que
si no te esfuerzas por encontrar "ese sentimiento" acabas por negarlo
u ocultarlo y te lo cargas en la espalda como un mono que no te deja en paz, así
que lo que hice fue hacer conscientes mis actividades y relacionarlas con
mis sentimientos, esto me ayudó a interiorizar mi sentir y a sobrellevar todo
lo que estaba pasando en el cuerpo que físicamente pasa por miles de cambios
constantemente.
Entender que tu cuerpo físico está cambiando es comprender cómo funciona tu
cuerpo internamente y saber que la naturaleza es tan sabía que todos estos
cambios nos ayudan a mantener a seres como tú en nuestra panza, para entender
todo esto mamá empezó a investigar en internet y a decir verdad a nosotros nos
sirvió escuchar una serie de podcast en Spotify llamado La Bienvenida,
donde explican semana a semana como va cambiando el cuerpo de mamá y del bebé,
al lado de especialistas en cada tema, hablan además de alimentación, cuidados,
mitos y en realidad es muy completo, cada semana te dan ganas de consultarlo
para ver que te espera en tu avance en la gestación.
A parte de los cambios físicos que no se hacen esperar, tenemos también los
cambios emocionales, estos cambios nos ayudan a interiorizar aún más este
proceso, en este mes especialmente lloré por todo, felicidad y tristeza, muchos
días me levantaba esperanzada en avanzar sin detenerme y otros días no quería
ni levantarme de la cama, sentía muchas veces la energía en el suelo y era
complicado retomar mis actividades. Fueron muchas las veces que me sentía
decaída, y en esos momentos Dios me puso ángeles para ser más valiente, para
enfrentar mis miedos, en el sistema de salud tenía el apoyo de mi médica, la
cual en las pocas citas que logré con ella fueron de gran ayuda para poder
entender lo que me pasaba; en casa, tu papá fue un apoyo grandioso, él es
el mejor cuidador mental que la vida me pudo dar, da consejos que alivian,
palabras que reconfortan, abrazos que le traen calma al alma, en sus
brazos lloré en ese mes como nunca, le contaba mis miedos, y acá te doy un
consejo: dale siempre importancia a una persona que te escuche con tanta
atención, porque fue contándole a tu papá cada detalle de mis sentimientos
cuando pude descubrir lo frustrada que me sentía al no poder hacer lo que
siempre hacia: hacerle un rico almuerzo, dejar que papá se concentrará en sus
cosas en las mañanas sin preocuparse tanto de mí, arreglar cada detalle de la
casa, bailar, maquillarme, me sentía muy culpable, me sentía como una carga
para tú papá y además sentía que no era autosuficiente, estaba
acostumbrada a hacer todo por mi cuenta, sin pedir ayuda, pensaba que algo
andaba mal en mi porque yo veía casos de mujeres que mi mismo estado "subían
y bajaban" con normalidad, trabajaban sin descansar y pensaba ¿por qué soy
tan floja? ¿seré muy consentida? ¿y si fuera mamá soltera? y por mi pasaban
pensamientos de "eres inútil" "deberías esforzarte más" y además
de mis pensamientos tenia a personas alrededor que muchas veces reforzaban
estos pensamientos y me decían "y eso que estás en la casa", "si
estuvieras trabajando no estarías pensando tanto en eso", "eres muy consentida”,
“estar tan triste le va a afectar al bebé", "ese bebé va a nacer muy
llorón", en un punto de estos, fui a donde una psicóloga, remitida por mi médica,
y uno jura que allá va a encontrar una luz para su oscuridad y pues no, cuando
llegue al consultorio de esta psicóloga (de EPS) yo empecé a llorar y lo que
hizo en toda la consulta fue, primero, no dejarme hablar y segundo hacerme
sentir culpable diciéndome que el bebé iba a estar muy afectado por mi estado
emocional, más de lo mismo, gracias a Dios no me aferré a sus comentarios.
Lo bonito de haber transitado por este mes fue que resulté haciendo las paces
conmigo misma y contigo, encontrando en la oración el amor incondicional de una
madre y orando para vivir mi vida según la voluntad del universo, ¡así como
estaba viviendo cada instante estaba perfecto!, aprendí a que llorar no está
mal y más si estas embarazada, que si estoy triste lloró pero no me quedo ahí,
tengo miles de razones para vivir una vida feliz y tranquila, que tengo que
transitar mis sentimientos, que tanto mi luz y mi sombra hacen parte de mí y
eso me hace única, soy una mujer sensible pero eso me hace empática y amorosa.
El final del tercer mes:Este mes estuvo más tranquilo, en este punto papá
estaba en casa día y noche a mi lado, no tenía que salir a trabajar, ya
que llegó una pandemia (Coronavirus) y desde el 20 de marzo hay confinamiento
obligatorio, lo que nos hizo resguardarnos en casa, esto hizo que me sintiera
acompañada y consentida por tu papá, fue un final de mes increíble, los tres
estuvimos llenos de salud, amor y tranquilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario